Annie Ernaux.

Annie Ernaux: “Alguien que no ha vivido un ascenso social no habría podido escribir mis libros”

Queridos lectores, aquí reproducimos una entrevista hecha en 2020 con Annie Ernaux, premio Nobel de Literatura. [Vagabunda]

La escritora francesa Annie Ernaux nos recibe en su casa a las afueras de Paris. En esta entrevista habla sobre el futuro del feminismo, el movimiento , el premio Nobel de Literatura Peter Handke, y por qué lo que escribe no es para nada autoficción.

TEXTO: ERIK DE LA REGUERA / TRADUCCIÓN: ESTRELLA DE LA REGUERA *

 

¿Ha ido demasiado lejos el movimiento Me too? Annie Ernaux se inclina lentamente en su silla hacia delante y clava sus ojos en mi.

—Alors, écoutez! Cuando a las personas que toda su vida han sido oprimidas y subyugadas por otras se les acusa de ir demasiado lejos, entonces tengo mis dudas. Porque en realidad significa: “Alto, aquí somos nosotros quienes ponemos los límites, y tú acabas de pasar uno”. Es un método para poner en su lugar al dominado. Exactamente como pasó con los Chalecos Amarillos. No hay que olvidar que estas mujeres protestan contra hombres con poder económico y cultural “que han ido demasiado lejos”. Hombres como Roman Polanski.

La respuesta es muy de Annie Ernaux. Feminista, decidida y con una clara perspectiva de clase.

Es marzo, la casa queda en Cergy a las afueras de Paris, la ventana da hacia el sur al rio Oise –en donde muchas escuelas ya han cerrado por la incipiente pandemia unas decenas de kilómetros río arriba. Pero nuestra conversación no va a tratarse del nuevo coronavirus, sino del movimiento de mujeres que crece de nuevo en Francia y que reunió a decenas de miles de mujeres en París el pasado 8 de marzo.

Hace un par de semanas, Roman Polanski recibió el César –el equivalente francés de los Óscares– como mejor director por “El acusado y el espía”, la película sobre el Caso Dreyfus y de la que él mismo ha declarado que puede ser vista como una analogía con “la caza de brujas” al que ha sido expuesto tras las acusaciones de diversos abusos sexuales.

Desde 1977, Polanski es prófugo de la justicia estadounidense tras haber sido acusado por haber drogado y violado a una niña de 13 años. Al menos seis mujeres lo han acusado públicamente de abuso sexual. La última, Valentine Monnier, de 62 años, tomó la decisión de aparecer en público cuando se enteró de que Polanski se comparaba con Dreyfus, el inocente condenado.

Ella acusa al director franco-polaco de haberla maltratado, violado e intentado drogarla en 1976 cuando tenía 18 años.

Annie Ernaux. Foto: Frankie Fouganthin, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.

Annie Ernaux en Estoclomo el 7 de diciembre de 2022. Foto: Frankie Fouganthin, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.

Cuando Polanski más tarde recibía el premio por mejor director, la actriz Adèle Haenel se levantó y abandonó la gala del César en protesta. En el trayecto, gritó:  “¡Bravo, larga vida a la pedofilia!”,  antes de sumarse a las manifestantes que estaban afuera. Haenel ha testificado que, de adolescente, ella misma sufrió de acoso sexual por parte de otro director de cine.

Ha habido llamados a boicotear la película y peticiones para parar la exhibición en los cines. La élite cultural francesa está conmocionada. Pero para Annie Ernaux no es una cuestión complicada. Por supuesto que la película de Polanski debe ser exhibida, dice, pero ha vivido mucho tiempo como para criticar a las hermanas de “ir demasiado lejos”.

Para mí lo que está pasando ahora es solo esperanzador. Lo veo como una tercera revolución feminista. Primero el movimiento sufragista que exigía el derecho al voto, después el movimiento del 68, con el derecho a los anticonceptivos, al aborto y el movimiento de liberación sexual, y ahora, esta nueva generación de mujeres que exigen su lugar y ponen en cuestión el poder masculino.

En casi medio siglo, Annie Ernaux –hoy 79 años– ha sido una destacada defensora del feminismo y de los derechos de los trabajadores en Francia. Está acostumbrada a despertar emociones. El año pasado se expresó a favor por el derecho de las mujeres musulmanas de llevar burkini –algo cuando menos sensible en Francia.

Recibí críticas por eso, tanto de la derecha como de la izquierda. ¿Pero cómo vamos a ser capaces nosotras mujeres de exigir el derecho de escoger libremente como nos vestimos si no aceptamos los mismos derechos a las mujeres musulmanas? La obsesión francesa con el Islam es un residuo de la guerra de Algeria que nunca hemos resuelto, y que no tiene nada que ver con el burkini, dice.

¿Pero cómo vamos a ser capaces nosotras mujeres de exigir el derecho de escoger libremente como nos vestimos si no aceptamos los mismos derechos a las mujeres musulmanas?

Cuando tocamos el tema de la escritura, cambia algo en el tono. Se vuelve un poco menos segura, más inquisitiva, como la investigadora que es de las convenciones sociales y de clase.

Annie Ernaux nació el 1 de septiembre de 1940 en Lillebonne en Normandía. La familia pronto se mudó a la pequeña ciudad de Yvetot, y es en esa ciudad donde se centra gran parte de su escritura. Los padres eran obreros de fábrica, pero después de la guerra compraron un café que también era una tienda de abarrotes.

Esto les dio una vida pequeña-burguesa que, sin embargo, estaba marcada por los valores y modales de la clase obrera.

En su primera novela, “Los armarios vacíos” (publicada en francés en 1974), regresa ahí, y establece los temas que después se repetirán en sus obras: la infancia, el padre, la madre, la época de estudiante, el sentimiento de culpa por el ascenso social a un medio burgués. Ese ascenso social que la ha llevado la casa en donde ahora estamos y en la que ha vivido alrededor de 40 años.

Su primer gran éxito llegó en 1983 con La Place (“El lugar”). En ese entonce, se había resuelto a dejar atrás la literatura con L mayúscula, y en cambio, poner a la verdad en primer lugar. El padre había muerto en 1967, y ahora lo retrataría. Pero para esto necesitaba un nuevo lenguaje, un nuevo método.

Quería que los que lo habían conocido lo reconocieran.

Eso era importante  -y todavía lo es. Una tía me dijo después: “Sigue diciendo como es”. Esto se ha vuelto una especie de misión para mi.

“El lugar” recibió una cálida acogida en Francia, y desde entonces Annie Ernaux ha escrito una veintena de libros. Sobre su madre (“Una mujer”), sobre un aborto ilegal (“El acontecimiento”), sobre un amorío (“Pura pasión”), sobre la tensión del ascenso social (“La vergüenza”) y su constante búsqueda de la verdad intransigente.

Con los años se ha vuelto una lumbrera para muchos escritores jóvenes de trasfondo obrero. En especial para Édouard Louis, quien en varias entrevistas ha dicho que Annie Ernaux ha inventado lo que él ve como una manera de escribir casi revolucionaria.

De ser así, es algo que no he buscado. Yo solo busco esa forma que llega cerca de mis sentidos y de la realidad que yo recuerdo. Es una consecuencia de mi mirada sobre diferentes cosas, comenta.

Lo que puedo decir es que me he formado con la idea de que la literatura no está separada del mundo social. La literatura se crea a partir de elecciones inconscientes –elecciones que se configuran por nuestra clase y medio social. Claro, algunos dirán que alguien que no ha tenido la misma experiencia de ascenso social que yo podría haber escrito lo mismo, pero en la práctica, yo creo que no. Basta con ver cuánta atención presto a las cosas materiales de la vida cotidiana.

En “Los años”, el método de Annie Ernaux esta finamente calibrado. El texto abarca casi toda la vida de la escritora a partir de fotografías de un álbum de fotos.

Como ésta de finales de los cincuenta: “Ahora conoce su nivel social –en su casa no hay ni refrigerador, ni baño, el escusado está en el patio, y ella no ha ido todavía a Paris-; es inferior al de sus compañeras de clase. Espera que no se den cuenta, o que la perdonen en la medida en que es divertida, relajada, que diga “mi guarida”, “me cago de miedo”. Toda su energía se concentra en “tener un estilo”. Su preocupación siguen siendo sus lentes para la miopía…”.

Esa clase de memoria y de escenas retrospectivas se mezclan con descripciones enfocadas en la vida política y material de Francia durante la segunda mitad del siglo veinte. “Los años” tuvo una recepción muy cálida en Francia y fue premiada con el Premio Marguerite Duras y el Premio François Mauriac. Ha sido llamada la obra maestra de Annie Ernaux.

Una década antes, cuando Annie Ernaux todavía no tenía el estatus que hoy tiene en la literatura francesa, describía su escritura como “una mezcla de literatura, sociología e historia”. ¿Sigue pensando lo mismo?

Sí, yo creo que sigue siendo una buena descripción también para “Los años”. Escribo literatura, pero esto es también sociología, historia, y  autobiografía –aunque de modo impersonal, porque no uso la forma del yo. Se puede decir que esto en conjunto equivale a una novela. Pero recuerda que todo esto es verdad, todo ha sucedido así como se narra, dice Annie Ernaux.

Al contrario, no está nada fascinada con la autoficción.

La autoficción es la narración de la vida del escritor, pero sin ninguna exigencia de verdad. Lo que describe ocurre solo a partir de su propia mirada, los hechos y acontecimientos pueden alterarse, etc. Cuando yo empecé a escribir en la década de los setenta, era algo completamente diferente lo que buscaba. Utilizo una mirada distanciada, algo así como un etnógrafo que estudia una población extranjera –salvo que es mi propia población, mi propia realidad, mis propias memorias. Esta distancia ha hecho que yo pueda narrar de una manera más objetiva sobre lo cercano, los sentimientos y los acontecimientos.

Utilizo una mirada distanciada, algo así como un etnógrafo que estudia una población extranjera –salvo que es mi propia población, mi propia realidad, mis propias memorias.

En “Los años” hay un “ella”, pero también un “nosotros” que se desliza entre familia, amigos, clase obrera, “gente de izquierda”, y que también, más adelante en el libro, nos recuerda la clase media burguesa. No siempre es fácil saber quiénes forman parte de este “nosotros”. ¿Tal vez porque los que ascienden de clase tienden a tener muchos “nosotros”?

Si, hay algo de eso. Lo que al final de cuentas caracteriza al que asciende de clase es una debilidad de su propia identidad. Cuando conocí a mi esposo y tenía 23 años todavía no había leído al sociólogo Pierre Bourdieu – quien más tarde se volvería muy importante para mí. Pero recuerdo que ya en aquel entonces me había definido a mi misma como un camaleón. Estaba consciente de que me adaptaba a la clase a la que pertenecía mi esposo. Que tomaba prestado sus maneras, su manera de ser y de hablar, dice Annie Ernaux.

Didier Eribon, el sociólogo y filósofo que ha escrito sobre su propio trasfondo obrero en su libro “Regreso a Reims” (Ediciones Zorzal, 2017), es otro escritor francés que habla de Annie Ernaux como un ejemplo.

-Lo interesante con Didier Eribon es que él por mucho tiempo no pudo hablar o escribir sobre su trasfondo. Y eso a pesar de que él se movía entre los intelectuales de izquierda de Paris, dice Annie Ernaux.

El elitismo en la vida cultural francesa es como una tapadera, opina. La academia francesa debería ser tumbada –no cumple ningún objetivo, solo es una máquina destructiva de premios.

¿Qué piensa entonces de la Academia Sueca y del Premio Nobel de Literatura? Después de todo, ella aparece con bastante frecuencia en las apuestas como la próxima galardonada.

Por supuesto que he escuchado hablar de los escándalos recientes. Y me he dado cuenta de que a lo largo del tiempo la academia ha premiado mucho más a hombres que a mujeres. Lo que hace que aun así piense que el premio de literatura tenga un papel que desempeñar es que plantea preguntas importantes sobre lo que en efecto es la literatura. Que Peter Handke recibiera el premio es interesante. Es un escritor comprometido, con una obra comprometida. [Este premio] interroga cuál es el impulso de un escritor, qué significa compromiso, qué implica para la obra en su conjunto el haber dado su apoyo a alguien como Milosevic.

Antes hablamos sobre los Chalecos Amarillo. Entre ellos hay obreros y pequeños empresarios rurales – un trasfondo que no es totalmente diferente al de su familia. ¿Qué piensas de ellos?

Eso se trata de un sentimiento de no ser tomado en cuenta. Y por supuesto, de vivir cada vez peor. Pero que cada vez se volviera más difícil ganarse la vida quizá lo hubieran podido aguantar todavía más tiempo. El problema era Emmanuel Macron. Le falta la empatía que han tenido la mayoría de sus predecesores, dice Annie Ernaux.

Ahora se ha tranquilizado. La revuelta se ha calmado, hay menos gente en las calles. Pero el sentimiento no ha desaparecido. Allí sigue. Y es un sentimiento muy fuerte, sabes. No creo que esto es el fin. Pero no me atrevo a especular qué pueda pasar en el futuro.

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* Entrevista hecha por Erik de la Reguera para el periódico sueco Dagens Nyheter. Marzo, 2020.

https://www.dn.se/kultur-noje/annie-ernaux-nagon-som-inte-gjort-en-klassresa- hade-inte-kunnat-skriva-mina-bocker/

Traducción: Estrella de la Reguera.

La entrevista en español se publicó en Kaja Negra

http://kajanegra.com/annie-ernaux-escritora-francia-feminismo-movimientos- sociales/

Foto (primera): Lucas_Destrem, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

Foto (segunda): Frankie Fouganthin, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.

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